Esta es una cuestión que ha confundido a los físicos solares por más de medio siglo. Las primeras observaciones espectroscópicas revelaron algo asombroso: la atmósfera del Sol es más caliente que la fotosfera. De hecho, es tan caliente que se la puede comparar con las temperaturas que se encuentran en el centro del Sol.
¿Pero cómo puede ser esto? Si se enciende una lámpara eléctrica, el aire que rodea al bulbo de vidrio no estará más caliente que el propio vidrio; cuanto más nos acerquemos a la fuente de calor, la temperatura aumenta, no disminuye. Pero eso es exactamente lo que sucede con el Sol, la fotosfera tiene una temperatura de unos 5726,85 grados Centigrados, mientras que el plasma que se encuentra a unos pocos miles de kilómetros sobre la fotosfera tiene más de un millón de grados Centigrados. Como se puede apreciar, parecería que las leyes de la física son violadas.