Según el psicólogo James W. Pennebaker, investigador de la Universidad de Texas (EE UU), el uso que hacemos de las palabras a través del lenguaje oral y escrito dice mucho más acerca de cómo somos y de nuestro estado psicológico que su contenido.
Según Pennebaker la clave reside en los pronombres, preposiciones, artículos… que, aunque aparentemente no tienen contenido, suman la mitad de las palabras que usamos cada día y son un indicador de a qué le prestamos atención. Así por ejemplo, Pennebaker ha observado que las personas que mienten casi nunca utilizan el pronombre «yo», un rasgo que sirve para detectar mentiras con un 67% de acierto. Por el contrario, las personas depresivas abusan del pronombre «yo». Es más, las estadísticas muestran que los suicidas, antes de quitarse la vida habían utilizado en sus escritos las palabras «yo», «mío», «me» y «a mí» el doble de lo habitual, y pocas veces o ninguna el pronombre «nosotros».
En otro estudio, Pennebaker ha demostrado que las parejas que más emplean las palabras «yo» y «nosotros» resuelven mejor los problemas que las que utilizan más la palabra «tú».