LA PORNOGRAFÍA ES ADICTIVA: CIERTO
No hay demasiada información confiable acerca del uso de la pornografía en el mundo, pero una cosa es segura: es adictiva. «El porno por Internet es una droga accesible y barata», explica el psicólogo inglés David Morgan. «Se utiliza para masturbarse, lo cual produce sensaciones parecidas al consumo de opio. El placer que causa nos lleva a buscarla en mayores cantidades y grados; justo como hacemos con otras drogas.»
LOS ACTORES PORNO TIENEN UN «PAQUETE» ENORME: FALSO
No existe ningún razón para envidiar a los plomeros o a los repartidores de pizza (personajes usuales en las películas porno). «Muy pocos actores porno están realmente por encima del promedio en cuanto a tamaño se refiere», reconoce Anna Span, la primera directora de cine porno de Inglaterra. La envidia de otros penes se debe a falsas percepciones. Ver penes ajenos en la pantalla, con una escala relativa, propicia confusión, sobre todo porque tú siempre ves el tuyo desde arriba. Las posiciones de la cámara hacen que los penes se vean mucho mas grandes de lo que realmente son.
ES EL TRABAJO IDEAL: FALSO
«Ser estrella porno puede parecer el trabajo perfecto: obviamente tienes mucho sexo», cuenta el actor Mark Thomas, asentado en Manchester, Inglaterra. «Pero relacionarte con alguien no es fácil, incluso si buscas a alguien que trabaje dentro de la industria.» Al parecer, tampoco se gana demasiado. «Llevo mucho tiempo buscando igualdad en el pago», confiesa Span. «Pero las mujeres siguen ganando más que los hombres.»
LA INDUSTRIA PORNO EXPLOTA A LAS MUJERES: FALSO
Puede sonar extraño, pero un estudio realizado en 2004 en la industria porno australiana reveló que, de hecho, las mujeres son quienes llevan la rienda del negocio. Alan McKee, de la Universidad de Queensland, en Australia, entrevistó productores, actores y consumidores, analizó los 50 vídeos más vendidos de la industria y concluyó que las mujeres no eran «objetos». «Investigamos las veces que ellas tienen el control de la situación y la atención que se ponía a su placer», explica McKee. «También entrevistamos mujeres a las que les gusta hacer lo que hacen, y en cada rubro descubrimos que son ellas las que llevan el sartén por el mango.»
TODOS LOS ORGASMOS SON FINGIDOS: FALSO
Los gemidos extáticos de las porristas maduronas posiblemente no deberían merecer más reconocimientos en la industria porno. «Alrededor de 15% de los orgasmos que se ven en pantalla son reales«, aclara la estrella Nina Hartley. Aunque ella misma acota que, de esa cantidad, la mayoría de orgasmos se deben al «calentamiento previo» y no precisamente a lo que aparece en la pantalla. «Las parejas se tocan mucho antes de empezar a grabar, para hacer todo más disfrutable», dice. Aprende algo de eso y no te apresures demasiado a meterte en la ropa interior de tu novia. «Estimula su clítoris a través de la tela, esto aumentará la sensación de placer», aconseja Emily Dubberly, experta en relaciones de MH.
EL INTERNET ESTÁ INUNDADO DE PORNOGRAFÍA: FALSO
¿Buscaste «oportunidades de negocio» y te apareció una página porno? De acuerdo con un estudio de la Universidad de California, en Estados Unidos, sólo 6% de las búsquedas al azar en Google y Microsoft resultaron en páginas de contenido explícitamente sexual. Los de la Liga de la Decencia no pueden dormir en paz, sin embargo, pues ese 6% significa cerca de 25 mil millones de páginas en Internet. El mismo estudio reveló que el mejor filtro de pornografía es el de AOL, llamado «Adolescentes maduros», que paradójicamente suena a título de una página no precisamente decente.
VER PORNO EN EXCESO TE DEJARÁ CIEGO: FALSO
Sobre este mito casi tan improbable como organizar una orgía en tu oficina, la Universidad de Vanderbilt descubrió que la exposición prolongada a ciertas imágenes puede causar ceguera temporal. Los investigadores dieron a varias personas un paquete de imágenes y les pidieron que buscaran una en particular. Las imágenes eróticas se encontraban siempre antes de las que se les pidió buscar y, mientras más cerca estaban, más personas perdían el objetivo. «La gente no lograba encontrar lo que le pedíamos debido a una especie de ceguera emocional», relata el investigador David Zald. Así que pon más atención al semáforo que a esos anuncios espectaculares de Wonderbra.
EL PORNO LE GUSTA MÁS A LOS HOMBRES: FALSO
Discutir los méritos cinematográficos de un video porno puede no atraer a demasiadas mujeres, pero una encuesta realizada por Nielsen Net reveló que 1.4 millones de mujeres británicas baja pornografía a su computadora de manera frecuente. «En el pasado nos sentíamos incómodas, pero ahora existen sex shops y sitios web especiales para mujeres», dice Clarissa Smith, conferencista sobre medios de comunicación y estudios culturales en la Universidad de Sunderland. Pero eso no quiere decir que le puedes cambiar al canal de las conejitas cuando estés viendo la tele con tu novia o esposa. «Si quieres ver pornografía con tu chica, deja que ella escoja. Lo más probable es que te sorprenda», recomienda Dubberley.
EL PORNO REVELA SECRETOS PARA MANTENERTE FIRME: CIERTO
A los directores de porno les gusta cambiar a sus actores de posiciones casi tanto como a Hugo Sánchez le gusta modificar la alineación del Tri, pero todo esto no tiene que ver sólo con evitar la monotonía para el espectador. «Cambiar de posición es la mejor forma de evitar que eyacules pronto», dice la terapeuta sexual Anne Hopper. «Te da la pausa necesaria para retomar impulso y empezar una nueva ronda.»
LOS REPARADORES TIENEN MÁS SEXO: CIERTO
El más recurrido de los lugares comunes de la industria porno (el reparador usa su herramienta) puede ser verdad. Un estudio de la revista Harvard Business Review encontró que los profesionistas con trabajos más estresantes tienen menos y peor sexo. Los hombres que se dijeron «reparadores generales» o ingenieros en telecomunicaciones se encuentran entre las 10 actividades profesionales menos estresantes según el Centro de Prevención de Enfermedades de Atlanta, Georgia. Lamentablemente no se ha encontrado relación entre mujeres uniformadas y un aumento de la libido masculina.